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miércoles, 26 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
CRÓNICA DEL CRUCE POR FAVIO SZTURM
Día 1. Ley de Murphy (Si algo puede salir mal,
va a salir mal)
Despues de un viaje bastante complicado y con
muchas esperas (tal vez un presagio de lo q esta por venir) nos encontramos
finalmente en la línea de partida del Cruce 2014.
Tranquilos,
con mucha experiencia a nuestra espalda, y una gran incógnita: como va a responder Diego, mi eterno compañero, q
prácticamente hace 2 años q entrena poco y nada (aunque el diga lo contrario).
El show
como siempre esta armado, helicópteros, fotógrafos y una alegría q se respira
en el aire. La gente aplaude y posa para la foto.
Arranca
… 5km de arena volcánica que calman la ansiedad y queman las piernas nos
depositan en el inicio de una gran subida ( 1000 metros de desnivel
positivo ) que sin duda será lo mas difícil de esta etapa.
Me
sorprende que Diego siga adelante , marcando el ritmo , se supone que la trepada
es mi fuerte. Quiero calmarlo, que entienda que nos espera un dia largo, q no
debemos alejarnos de nuestro plan de carrera.
Pero
las cosas nunca salen como una las planea. Y son 3 míseras palabras las q hacen
q todo nuestra estrategia se vaya por el retrete. En pleno ascenso , Betina nos
cruza y dice : “ Ahí esta Miguel” .
El
cambio es automático. Empiezo a bastonear mas fuerte, hasta q Diego se enoja conmigo:
“Te vengo arrastrando 7 km ,
pero ahora que sabes que Caldara esta arriba te apuras”.
Que
tiene este “viejo” entrañable , al cual no creo haber visto mas de una docena
de veces en mi vida , que me haya generado tanto respeto , no lo se . Porque en
este momento lo veo como un ídolo inalcanzable es una incógnita. Solo se que me
siento como un tiburón que olio la sangre, y se deja arrastar por su
naturaleza.
Pero
por más que me esfuerzo, no puedo alcanzar a Miguel, es que va acompañado por
el otro Miguel (de los Heros), sin duda los bastones más rápidos al otro lado
de la cordillera. Según palabras del propio Caldara “yo no habia nacido y
Miguel ya hacia trekking”
El frió
me hace olvidar al equipo M&M, el viento trae ráfagas que nos cortan la cara,
y cuando quiero hablar las palabras me salen en cámara lenta porque se me están
congelando las mejillas.
Apuramos el paso para salir de ese gélido ascenso,
y felices nos zambullimos en el descenso. Estamos tan contentos que para
festejar nos premiamos con un sándwich que preparamos en el desayuno. Corremos
desaforados repartiendo migas y alegría por todos lados, nos atragantamos,
tocemos y solo paramos para cambiarle a un fotógrafo un turrón por una foto.
La bajada
es perfecta y se convierte en una calle con la declinación justa para poder
correr rápido sin cansarse. Siento que volamos ( vamos a 5:15-5:20 el km),
después de los 15 min/km de la subida, para mejor noto que Diego se empieza a
quedar un poco. Soy mala persona , pero me alegro que sufra por no haber
entrenado y que sea yo por un ratito el que comande la pareja.
Muy alegres
y conversadores llegamos hasta el km 20 en justo 3 horas. Cometo el grave error
de calcular q si nos faltan 19
km y ya pasamos el fuerte ascenso , vamos a terminar en
menos de 6 horas la etapa. Me imagino con los pies en el lago del campamento y
soy un corredor feliz.
Como si
esto fuera poco , alcanzamos en el puesto de hidratación del km 20 a los Migueles. Alegría absoluta , que mas se
le puede pedir a la vida.
Con mas
corazón y sonrisas que piernas aceleramos nuevamente , aunque nos saquen del
camino y nos hagan subir hacia el bosque. Para completar la jornada, nos encontramos
con Carlos, el entrenador de mi compañero, y obvio …. también lo superamos.
Lamentablemente
, todo lo bueno tiene q terminar. El camino se convierte en un lodazal que cada
vez me cuesta mas atravesar. Diego , mucho mas fuerte de piernas y mas osado,
se va divirtiendo saltando en el barro , yo sinceramente, empiezo a sufrir.
Me
cuesta seguir su ritmo , y por mi culpa , su entrenador nos pasa. Ahora es
Diego , el tiburón que olio la sangre. Son como 4 km donde por mas que me
quejo no me deja aflojar , hasta que llegamos a la parte crucial de la primera
etapa , una cuerda.
Hay
que bajar una hondonada , agarrándose a la cuerda . Una fila se forma , que
cada vez se hace mas larga . El malévolo Diego me hace notar que si no fuese
por el, estaríamos mucho mas atrás en la hilera, y lo peor es que tiene razón.
Para colmo de males , cuando alguien se quiere adelantar siento que gritan :
“el que se quiere colar es de Campana” ( Aclaración : yo soy de Campana) . Y
quien puedo haber gritado eso , ningun otro que el señor Caldara que ya se
encuentra 10 personas detrás mió.
La
espera no es muy larga ( unos 20 minutos ) . Hubo gente que estuvo parada casi
2 horas. Aprovechamos para comer y acomodarnos. Con Carlos ( el entrenador de
Diego ) justo delante se que me esperan 15 km muy complicados.
No dejo
de sorprenderme por el desempeño de mi compañero. Esta fresco , fuerte y
contento , y me viene tirando desde que comenzó la carrera.
Pasada
la soga , seguimos a buen ritmo , Carlos y Cecilia adelante , Diego y yo a unos
50 metros
. No quiero que se nos vayan , pero su ritmo me duele. Entiendo que Diego debe
sentir lo mismo que yo por Miguel en ese momento , pero ya llevamos mas de 28 km de carrera que pesan y
mucho.
Diegote
esta endiablado , y de a poco va recortando la distancia , supera a su entrenador
y me obliga a pasarlo. Somos 2 nenes con juguetes nuevos , felices como pocos ,
yo sin piernas pero con mucha alegría , siento como de a poco vamos dejando a
nuestros entrenadores atrás, algo impensado un par de horas antes.
Pero el
señor Murphy metió la cola , y si algo podía salir mal , salio mal. En el km 32
intentando subirme a un terraplén para evitar el barro , por atolondrado me
resbalo y caigo apoyando todo el peso de mi cuerpo en el bastón de mi mano
derecha , lo que me produce un fuerte dolor en el hombro.
Intento
acomodarme, pero el dolor es muy fuerte. Pruebo usar los bastones de apoyo y
solo logro quejarme a cada paso. Y es en estos momentos de dificultad extrema
cuando agradecemos correr con un compañero , con ese hermano del alma , que
nosotros elegimos porque sabemos que en las peores circunstancias nos va a
decir esas palabras de aliento que tanto necesitamos , en mi caso el muy hdp me
dice “ Con que corres con los hombros o con las piernas , deja de quejarte y
vamos”. Le hubiese partido un bastón en la cabeza , pero lo necesitaba para
apoyarme.
Pasaron
unos 2 km
hasta que el hombro se enfrió y las cosas se pusieron realmente feas. No sabíamos que me habia sacado el hombro de
lugar ( aunque después cuando vimos las fotos era evidente ) y creíamos que nos
faltaban menos de 5 km
para terminar ( aunque la etapa no fue de 39 km sino de 42 km ) y por eso seguimos adelante.
Realmente nunca hablamos de no continuar. Poniéndome
serio por primera vez en el relato , Diego es la persona que elijo como
compañero porque se que si fuese necesario me cargaría en hombros y me llevaría
hasta la cima de cualquier montaña , y el sabe que yo haría lo mismo por el. A
su lado no solo todo es posible , sino que también es más fácil.
Apenas
puedo trotar unos 300
metros sin q el dolor se haga insoportable y obviamente
nos vuelven a superar todas esas personas que con tanto sacrificio habíamos
dejado atrás.
Creo
que la montaña exacerba las cualidades de cada persona , por lo que esta demás
decir que cuando los Migueles nos alcanzan , paran para ayudarnos , darnos
palabras de aliento y hasta ponerme un analgésico debajo de la lengua para
mitigar mi dolor.
6 horas
atrás yo estaba convencido que mi compañero no iba a poder terminar la etapa
dignamente . Tenia pensada varias frases de aliento para cuando sus piernas lo
abandonaran, pero el me dio una grata lección. Y ahora esas frases ( las
relacionadas con el dolor) me las repito a mi mismo . “ El dolor pasa , la
gloria queda ”, “el dolor es inevitable , el sufrimiento es opcional” ,etc,
etc, etc.
Nos
ponemos objetivos bien cortos , de unos 200-300 metros . “ Corramos
hasta el alambrado” , “ahora hasta la sombra” y asi es como llegamos a ver el
campamento.
Y el
dolor trae las confesiones : yo llevaba en mi mochila una soga para tirar de
Diego , y el se rie enumerando los orificios donde me puedo meter la soga.
El
confiesa que me mintió , q no entreno 250 km , fueron solo 150.
La
charla mitiga el dolor , y lo más sorprendente es que a pesar de todo ,
seguimos contentos . Estoy feliz de tener un amigo que como siempre me aguanta
y no se separa de mi lado.
Inconcientes
como de costumbre, mientras nos acercamos al campamento hacemos planes para q
el vaya a buscar los bolsos , mientras voy a la enfermería a que me emparchen
un poco , asi despues nos juntamos para comer e ir al lago. Hay dolor , pero
parece que la felicidad le gana.
7 horas
18 minutos despues de haber partido terminamos la primera etapa. Muy contentos
pesar de las circunstancias.
Y lo
que comienza ahora pertenece al mundo de lo bizarro. Los médicos que no me
pueden poner el hombro en el lugar y me quieren inyectar un hipnótico . Las
discusiones porque ellos dicen que para mi se termino la carrera y yo les
aseguro que mañana salgo de nuevo ( despues de lo vivido no puedo abandonar a
mi compañero ), Diego cambiándome y abrochándome los pantalones , etc.
Lo mas
divertido es que cuando me ponen el hombro en el lugar ( despues de varios
minutos que fueron bastante complicados ) Roque , el medico de la carrera me
dice: “ vos mañana no podes correr , estas loco” , “te desafió a que en este
campamento encuentres a alguien que no lo este” le respondo. Y asi me gano mi boleto
para la salida de la segunda etapa.
Me
acerco a la mesa del Go Team. Es una de las mesas mas animadas del campamento.
Oscar y Pato están primeros y todos nos sentimos orgullosos por ellos.
Las
bromas no se hacen esperar : “ Caldara sos un hombre marcado” , “ tenes una
mira en la espalda”, “mañana salgo a cazarte” . Todo es felicidad a pesar del
duro dia que esta a punto de terminar.
Alguien
del grupo le dice a Oscar que me aconseje no correr mañana, “este es un
caballo” contesta Oscar , que entre sus mayores virtudes como entrenador esta
decir siempre las palabras que uno necesita oir . Yo creo que más bien esta
pensando que soy un burro.
Cuando
digo que mañana voy a correr , la gente me mira raro , algunos pensaran que
estoy loco , otros que no me golpee el hombro sino la cabeza , pero todos los
que están leyendo esto saben que para pertenecer al Go Team hay que hacerse un
Test psicológico …..y REPROBARLO.
Y asi
nos vamos a dormir, con la alegría de haber corrido una muy buena etapa , y la
sensación que se nos escapo por poco la posibilidad de hacer historia. Nos
sentimos como ese equipo chico que le hizo fuerza al Barcelona pero termino
perdiendo sobre la hora. Sabemos que mañana con un hombro de ventaja no vamos a
poder repetir la buena performance . Lo q no sabemos es que los Migueles solo
nos ganaron por 2 minutos y a Carlos le ganamos por 6 minutos.
Dia 2 : Ley
de Tagle “ Si algo se puede medir mal , se va a medir mal”
Son las
12:30 del mediodía y estamos aun parados bajo la lluvia detrás del arco de
largada. Tagle nos acaba de informar que el recorrido fue cambiado, vamos a
regresar al mismo arco de salida. Le sacan 10 km a la etapa ( “ solo serán
22-23 km ”)
y lo mejor es que no vamos a tener que hacer la trepada.
Estamos
exultantes . Con la incógnita de cómo va a responder mi hombro, estos cambios
juegan a nuestro favor.
Partimos
de a tandas por un camino de ripio, muy propicio para correr . La idea es salir
suave, para que el hombro se vaya calentando bien antes de exigirlo , pero no
pasan ni 500 metros
cuando ¿ a que no adivinan quien aparece delante en el camino? Si , es el , el
archienemigo preferido del pueblo , el supervillano Miguel Caldara.
“
Caldara mata hombro ” pienso , y salimos disparados hacia delante , hasta que
superamos a los M&M . Viene una subida empinada donde Miguel de los Heros
hace gala de su experiencia y nos supera a un ritmo infernal.
Aprovechamos que cambia la pendiente, apuramos
el paso y de a paco vamos dejando a los Migueles atrás.
El
camino de ripio nos deposita en la orilla de un rió que cruzamos con el agua por
arriba de las rodillas. Van 8
km de carrera, empezamos a subir una colina y le pido a
Diego que nos calmemos, que disfrutemos un poco el paisaje. Igual que todos los
equipos, convencidos que la etapa va a ser corta , salimos a dejar todo desde
el primer km.
Mientras
vuelven la charla y sobre todo la alegría porque el hombro se esta portando muy
bien el camino nos lleva a bordear un lago . Según mi reloj van 12 km de carrera, tendríamos
que empezar a regresar. Comete el mismo
error de siempre, el de pensar que ya esta, que tenemos la etapa adentro, que
como mucho nos pueden faltar 10
km .
Y en
ese bendito momento cruzamos a los punteros , que como tromba van de regreso
por nuestra misma senda.
Hago un
calculo rápido e insultando asevero: “la etapa tiene mas de 30 km ”, automáticamente me bajoneo.
Cae mi ritmo, apenas puedo levantar las piernas . Y mientras Diego intenta
animarme, entramos a una pradera que me recuerda a Heidi, me hace sentir que
somos uno de sus personajes : Diego es
Copo de Nieve , una cabra feliz que va saltando por el prado , yo soy el
Abuelito , un viejo artrosico que no puede dar un paso más , y no para de
quejarse. Con la cabeza totalmente para atrás, el dolor del hombre dice
presente, y yo no puedo creer que pague para estar aca.
Mientras me arrastro lentamente por la pradera
, nos supera una pareja de brasileros , Thiago y Kamilla dicen sus remeras .
Kamilla es la primera chica bonita que veo en este Cruce (despues por supuesto
de las del Go Team ), correr atrás de ella es mucho mas placentero que seguirlo
a Diego , por un rato solo me concentro en la parte baja de su remera ( le voy
mirando el nombre malpensados ) y de a poco las molestias desaparecen , voy
recuperando el ritmo , y al rato con una gran pena en el alma los terminamos
dejando atrás.
Un
lindo descenso para correr (aunque con un poco de barro que me hace cuidar el
paso despues de la caída de ayer) nos lleva otra vez al lago, que seguimos bordeando
hasta comenzar el ansiado regreso en el km 20 de la etapa. Para festejar
hundimos las piernas hasta las rodillas en el agua, y sabiendo que todavía nos
quedan mas de 10 km
de carrera , aprovechamos para llenar todas nuestras botellas.
Desde
que abandone a Kamilla ( y ya la extraño) no dejo de pensar porque me esta
costando tanto esta etapa. Ya me enfrente a carreras mucho mas difíciles y
largas y salí victorioso , ¿porque hoy estoy sufriendo tanto entonces?
Creo
que es el ritmo de Diego el que me esta costando tanto. Sigo sin entender como
la enorme persona que tengo como compañero, sin casi haber entrenado esta corriendo
de tan tremenda manera esta carrera. No para de tirarme y de ir mas rápido en
aquellos lugares donde yo suelo ganarle. Este año como nunca Diegote esta hecho
una cabra. No me quiero imaginar lo que estaría sufriendo si el hubiese
entrenado .
Y al grito
de “ Diego , tu ritmo me duele” que provoca risas en Diego y en otra pareja de
chicas con las que vamos tirando , decido respetar mi ritmo , hoy no tengo
fuerza ni cabeza para hacer otra cosa.
Me
cuesta terminar de bordear el lago y para cuando volvemos al camino de ripio
estoy vació. Casi no puedo subir y nos empiezan a pasar otra vez , al igual que
ayer , toda la gente que con tanto esfuerzo habíamos dejado antes atrás.
No
tengo mas fuerza en las piernas , en los primeros km quemamos demasiado , y no
puedo apoyar el bastón derecho , porque el hombro despues de 4 horas de carreras
me esta pasando la factura.
Todas
las frases sobre el dolor me las gaste ayer , necesito encontrar un nuevo
mantra , uno muy poderoso , que ocupe mi cabeza y me de las fuerzas que me están
faltando para terminar la etapa.
Dos
palabras vienen a mi mente. Las empiezo a repetir , cada vez mas rápido , cada
vez mas fuerte . “Miguel Caldara”, “Miguel Caldara”, “Miguel Caldara”, y apretó
los dientes, “Miguel Caldara” y empiezo a subir mas rapido , “Miguel Caldara”, y apoyo el bastón derecho, “Miguel Caldara”,
y aumento el ritmo.
Diego
se rie y se aprovecha de la situación : “ Apura Favito , que ahí vienen los
Migueles” . Se que es mentira , pero no quiero darme vuelta .
“Miguel
Caldara” y corremos en las bajadas , “ Miguel Caldara” y volvemos a pasar gente
, y asi repitiendo sin cesar el nombre del gran viejo , terminamos dignamente
los 33 duros kilómetros de esta segunda etapa en 5 horas y 11 minutos.
Otra
vez estamos exultantes. A pesar de la mala estrategia de carrera ( gentileza de
mediciones Tagle ) y de correr con un hombro de ventaja pudimos terminar
dignamente.
Nos
quedamos un rato en la llegada. Lo esperamos a Miguel. Quiero abrazarlo y
agradecerle , contarle que por el pude terminar, contagiarle mi alegría ,
hacerlo sentir orgulloso. Y por supuesto informarle que ya mande a imprimir 100
remeras con la frase “ Yo le gane a Miguel Caldara”.
Pero el
“Viejo” no aparece y nos damos cuenta que algo esta mal.
Tardamos mas de 2 horas en llegar al
campamento( aprox 20:30 horas). Todo el viaje nos acompaño el sol , pero cuando
llegamos a destino nuevamente llueve , hay barros por todos lados , carpas
inundadas y un paisaje desolador.
Como
nuestra carpa se voló , nos van a llevar a dormir a un hotel. Me imagino una
ducha caliente y si se puede soy aun mas feliz.
En el camión que nos lleva al hotel esta el típico tirabomba de todos
los Cruces que vocifera “ Que nos van a llevar aun hotel , mira si Tagle va a
pagar algo de su bolsillo” , “ esta etapa la van a suspender porque mucha gente
se volvió antes” , “Tráeme a Tagle que lo mato” , etc,etc,etc.
Nadie
nos obligo a estar aca , y si no te gusta la aventura y las situaciones
complicadas , quédate corriendo en el asfalto y prepárate para los 42 de Bs As.
Finalmente
el hotel es un Hostel de un centro de ski , compartimos nuestra habitación con
unas 40 personas y tenemos 2 duchas para 2 habitaciones ( 80 personas ). Pero
mientras llueve torrencialmente , estamos bajo techo , nos dimos una ducha
caliente, aprovechamos el wifi del lugar para chatear con nuestra familia … yo
me siento en el 6 estrellas de Dubai.
Podemos
ver la clasificación. Los M&M terminaron 90 minutos despues que nosotros,
algo anduvo mal para que eso pase. A Carlos, el entrenador de Diego, le ganamos
por 11 minutos. Y asi con el dulce sabor de habernos comido un chocolate y de
sabernos con la misión cumplida nos vamos a dormir aun mas felices que ayer.
Dia 3 : Ley
de Oscar Garcia : “ No conozco un cagon al que le hayan hecho un monumento”
Luego
de desayunar en el Hostel , nos llevan en camión al campamento. Ahí nos
enteramos que se perdió un colectivo y mucha gente llego pasadas las 2 am .La mayoría
durmió en carpas inundadas y Miguel de los Heros lo hizo sobre una mesa en la
carpa general. Con Diego entendemos que nos deberían penalizar con una hora por
el solo echo de haber dormido bajo techo ( de la ducha ni hablar ).
Sigue
lloviendo y provoca que atrasen la hora de largada. Como cada vez que corrí el Cruce
, al ultimo día le sacan muchos km. Esta vez anuncian que van a ser 25 km .
Diego
me tranquiliza “Ya no tenemos que demostrar nada. Hoy la carrera es contra mi
rodilla y tu hombro”
EL
circuito nos guía pronto hacia un ascenso. Es una pista de ski , que nos tiene
aproximadamente 5 km
subiendo. Las nubes están bajas y la visibilidad es escasa. Sopla un fuerte
viento que complica un poco el ascenso.
Nos
cruzamos con el resto del grupo de San Isidro con el que viajamos y recorremos
una parte del camino juntos. Estamos muy enteros (gracias ducha) por lo que
pronto los dejamos atrás. Al fin voy comandando una etapa , puedo bastonear
fuerte y pronto llegamos a la cima. Aca la visibilidad no debe superar los 5 metros . Es plano , pero
no me animo a correr muy fuerte por miedo de perder una marca.
Llegamos a una bajada bastante empinada de una
especie de arena volcánica. Diego se transforma , empieza a bajar como la cabra
que es y en poco segundos me deja muy atrás. Insisto en que cada uno baja como puede
, Diego baja saltando , yo rezando.
Superamos a muchos competidores en este tramo,
y aprovechamos el envión anímico para seguir corriendo. Nuevamente terminamos
entrando a una zona con mucho barro y aminoro mi marcha. No solo quiero cuidar
el hombro , sino también guardar piernas para los últimos km por si son de calle.
Se que mi compañero en el barro se va divirtiendo, que los km no los siente
porque esta disfrutando, pero si hoy llega a haber calle ( y sospecho que la va
a haber) la va a sufrir , y me gustaria en algún momento poder tirarlo y
devolverle algo de todo lo que me dio en estos 3 dias.
Diegote no soporta que nos superen, se pone
muy nervioso cuando paro a sacarme piedras de la zapatillas . Para ajustarme
las Salomón tengo que tirar de un cordón de plástico para arriba , movimiento
que me cuesta hacer con el hombro lastimado , por lo que las zapas no me quedan
muy ajustadas y paramos 3 veces ( con el consiguiente nerviosismo de Diego ).
Corro
tranquilo , hasta que para bajar a un riacho hay que agarrarse de unas cañas.
El tirón en el brazo derecho es fuerte y me asusto. Para colmo pocos minutos
despues , intentando superar a unos brasileros , pierdo estabilidad y me caigo.
Me tiro para la izquierda , cuidando mi hombrito lastimado.
Cada
vez corro con mas miedo , hasta que recuerdo las sabias palabras de nuestro
querido entrenador , cuando el año pasado le envié asustado la altimetria del
Patagonia Run : “ No conozco cagon al que le hayan hecho un monumento”.
Yo no
quiero ningún monumento , solo quiero terminar en una pieza (o lo mas parecido
posible) la carrera.
El barro
para mi se hace interminable, mientras Diego disfruta cada paso. Noto que cada
vez voy mas despacio , porque nos pasa mas gente. Para colmo otra vez nos supera
Carlos ( el entrenador de Diego ) con el que empezaos a jugar al gato y al ratón.
En el km 16 cruzamos un puente donde nos dicen
que solo quedan 4 km .
No les creo , nunca, en ningún Cruce me dijeron la distancia correcta, siempre
se cumplió la ley de Tagle. Yo creo que por lo menos quedan 9 km mas , y corro guardando
piernas para todo lo que falta.
Hasta
que por fin y luego de que me pare otra vez a sacarme piedras de la zapatilla ,
termina el barro y llegamos al camino.
Diego
apura el ritmo , yo lo reto “ Cálmate que ahora tiro yo y todavía faltan 6 km ” . Pero el ya vio las
banderas de la meta y apura en consecuencia. No creo que estemos llegando ,
hasta q veo un corredor volviendo a buscar a alguien y se lo pregunto.
Otra
vez nos dieron mal las distancias. Solo eran 20 km . Corremos rápido , cada vez mas rápido y escuchamos
pasos detrás nuestro. Pensamos que es Carlos y aceleramos enserio , no será cuestión
que nos pase en la recta final.
Llegamos
a la improvisada meta ( despues nos llevaran en colectivo hasta la meta oficial
, cosas raras que tiene el Cruce) donde nos damos el abrazo que fuimos a buscar
, ese que hace desaparecer el cansancio y cura los dolores , el que nos llena
de orgullo y a veces nos emociona hasta las lagrimas.
Ese
abrazo que dice que sin importar lo sufrido todo valió la pena .
Un
simple gesto , un abrazo , que nos eleva mas alla de la categoría de hombres ,
y nos hace sentir que no importa cuan lejos esten nuestros objetivos .
Ese
abrazo que nos confirma que para nosotros nada es imposible.
Gracias
por compartir este cruce conmigo. Gracias Diegote por siempre estar a mi lado y
un gracias muy especial para vos Viejo , que sin saberlo me arriaste toda la
carrera.
CRÓNICA DEL CRUCE POR JAVIER BARVIS
3 días, y medio: El Cruce
Siempre creí en la potencia de las palabras. Aquello que se pone en palabras resiste el paso del tiempo, se prende de la historia y queda impregnado en la mente de quienes oyeron o leyeron. Hace unos días descubrí la potencia física de la libertad del cuerpo, empecé a contarlo a propios y extraños cuando Gabriel uno los involucrados en el proceso de aprendizaje me pidió que lo pusiera en palabras. Esta es la crónica del final de un proceso que duró meses pero que se manifestó en 3 días y medio. En la vida de quién, como diría un gran amigo, se considera un hombre ordinario al que le pasan cosas extraordinarias.
Para quienes nunca oyeron nada de esto, tendré que contar primero que hay una disciplina deportiva que se llama en inglés trail running, algo así como correr atravesando campos, montañas y todo tipo de terreno. En muchos países tiene un desarrollo fenomenal, incluso el COI (Comité Olímpico Internacional) considera convertirlo en deporte olímpico; en la Argentina se practica desde hace años y últimamente se multiplicaron al menos por 10 las personas que se sumaron a las filas de la disciplina. El Cruce, es una carrera de trail running que se organiza desde hace 13 años y que propone unir Argentina y Chile corriendo unos 100 kilómetros subiendo y cruzando las montañas de los Andes durante 3 jornadas consecutivas.
Corrí 7 veces El Cruce; ya corría trail running cuando conocí la carrera apenas unos días de después de la muerte de mi padre. Desde entonces aprendí mucho, pero nunca como en la última. Fueron 3 días de carrera y medio de reflexión.
El Cruce se corrió siempre de a dos, por eso 6 veces hice la carrera con un amigo, primero con Eduardo y luego con Diego, el promotor de aquella frase de hombres ordinarios con cosas extraordinarias. Desde hace 2 años también se puede correr solo y eso fue lo que hice esta última vez.
Entrené durante meses con mucho sacrificio, venciendo el frío, la lluvia y calor extenuante de un enero record de temperatura. Convenciendo a mi familia por el tiempo que le restaba, pero nunca consciente de la transformación física que se estaba produciendo. No me daba cuenta, pero en ese momento, Gabriel el hombre que me pidió este relato, ya había puesto en palabras parte del proceso, porque fue el entrenador que describió con forma de planilla cada uno de los escalones de la recolección de la potencia física que me dio la libertad que encontré hace unos días.
La carrera comenzó pensando cada instancia, que comer, como vestirse, cómo descansar y en qué pensar. Comenzó unos días antes de armar el bolso que llevé a Puerto Varas, Chile; cerca de Puerto Montt.
Pensar es casi un acto reflejo a la hora de correr, el cerebro, igual que el resto del cuerpo, las piernas incluso, generan un estado de simbiosis tal que quizás sea por eso que la previa de una carrera se transforma en parte de ella.
El Cruce 2014, visto al revés, desde el final hacia el inicio, fue para mi una experiencia transformadora. Fue terrible y complejo, muchos la pasaron pésimo y no volverán; quizás no sabían a qué se exponían. Otros que tampoco sabían hicieron un esfuerzo tremendo y justamente por eso volverán.
Mis 3 días y medio fueron así:
Día 1
A las 05:00 am sonó el teléfono de mi habitación diciendo que era hora de levantarse, el cuerpo nunca reacciona bien a esa hora y entonces sólo seguí el instinto. Creo que la simbiosis de la que hablé antes estaba activada sin que me diera cuenta. Desayunar liviano era mi primera intensión, lo hice. Luego chequeé con mucha serenidad mi mochila de carrea; el camel-back con dos litros de agua para una jornada larga, los geles necesarios, algo sólido para cuando el hambre no se saciara con sobresitos nutritivos, sales para diluir en agua, y hasta un trozo de pan. Si un pedazo de pan, en ese momento pensé: llueve y hace frío, cualquier cosa me puede dejar en la montaña durante horas, tengo que tener algo para comer; fue entonces cuando decidí poner en la mochila un segundo rompe-vientos para reemplazar el que usaría inicialmente. Si, la carga parecía pesada para llevarla en la espalda durante 40 kilómetros y corriendo, pero mi cabeza estaba tan segura que el peso no significaba nada.
Después de 2 horas de viaje y ya de día llegamos a la orilla del Lago de Todos Los Santos donde centenares de corredores esperaban largar. A los pocos minutos comenzó una largada organizada en grupos de a 10 personas, fue entonces cuando pensé que tenía que largar lo antes posible porque el frío y la lluvia no colaboraban. Ya había decidido ubicarme adelante del pelotón general, aún cuando muchos corredores me pasaran, era vital para mantenerme en una buena posición a la hora de entrar en senderos angostos. Me muevo bien entre las piedras, y sobre todo en las bajadas desarrollo buena velocidad, con lo cual mantener despejado el camino era vital. Eso iba a significarme un gran esfuerzo, porque desde el inicio tendría que gastar demasiado para mantenerme en una buena ubicación. Lo pensé, largué, y lo hice; incluso desde los primeros metros de costa del lago. Esa determinación me valió una caída a poco de andar, pero el dolor y la sangre en las rodillas no cambió nada. Seguí, y en cuando me encontré trepando la primera subida del recorrido, la ladera del volcán Osorno, me propuse mantener un ritmo constante. La lluvia pegaba de frente, el viento bajaba la sensación térmica y entonces decidí hacer un repaso general; tiempo de carrera, ritmo cardíaco, que comí, que tomé, cuando tengo que volver a comer, y el cálculo de las reservas de ambas cosas. Seguí tranquilo, todo estaba bien. Continué de manera intensa hasta que me sorprendió la niebla; eso pensé, pero eran las nubes en la altura del faldeo del Osorno. De repente la subida había desaparecido y ya se podía correr a buen ritmo por un pequeño sendero bien desprovisto de todo menos del viento. La primera subida había terminado y yo ya sabía en qué lugar estaba de la etapa. En ese momento confirmé que siempre viene bien memorizar el recorrido.
Inmediatamente me encontré bajando a buena velocidad y recuperando varios puestos que ya consideraba perdidos. Eso levanta el ánimo y uno se siente más fuerte. La cabeza manda y el ritmo se sostiene, si es necesario por más de una hora, pero en este caso no fue así porque otra vez llegó una cuesta arriba. Ok, me dije; ritmo parejo y a subir hasta donde sea. Ese tipo de pensamientos te genera la tranquilidad de saber que vas a llegar hasta donde tengas que llegar, porque no hay expectativas sobre el final de un momento duro. Cómo no tenía expectativas de que las cosas mejoraran, no significó mucho problema encontrarme con un barro descomunal en el que las piernas se enterraban hasta las rodillas y más allá. La primera reacción fue pelear contra el barro, pero luego recordé la frase del gran corredor Gustavo Reyes, “en el barro dale por el medio y de punta”. Eso me cambió el enfoque, en la parte central del sendero se acumulaba el barro más blando y al meter y sacar los pies de punta, evitaba el efecto sopapa, por esa razón eliminaba la resistencia al meter y al sacar los pies del barro en cada paso. Genial! Sentí como el camino se hacía más ágil y seguí hasta encontrarme con otro escollo, una cola donde había que esperar para bajar 10 metros por una soga. Fue ahí cuando me alegré del esfuerzo hecho hasta el momento. Sólo tenía 10 personas adelante, todos corredores veloces, seguía ben ubicado en la carrera.
Al rato, y después de la soga y el barro ya estaba por las 5 horas y media de carrera y llegando a un puesto de hidratación con frutas y todo. En medio de la llovizna que aún insistía, un grupo muy nutrido de corredores se sacaba la ropa mojada para ponerse otra que sin dudas iba a mojarse unos minutos mas tarde. Yo sólo me limité renovar el stock de geles del bolsillo delantero de mi mochila, tomar un dosis de sales minerales, preparar 2 más para el resto del viaje, comer un bocado de banana, otro de naranja y seguir sin pensar demasiado. Casi que me arrepentí a los 5 minutos, una nueva trepada en medio del impiadoso barro parecía no tener fin. Sin dejar que me ganara el hartazgo de un terreno fangoso, resbaladizo y profundo me acordé de un profesor de natación que una vez me dijo: “no te pelees con el agua, usala para despalzarte sin esfuerzo”. Mientras pensaba en eso, la subida se convirtió en bajada y el barro se transformó en el elemento ideal para deslizar los pies y muchas veces también el cuerpo en un avance tan divertido como peligroso. No sé cuantas veces me caí, pero todas ellas fueron sin parar de avanzar. Cuando el barró terminó, lo extrañé; pero empezaba otra fascinación, una bajada tan veloz como intensa. Era el descenso final, en uno kilómetros terminaba la primera etapa. Y así fue. Cuando di vuelta a una curva del camino, vi allá abajo un lago, y en la orilla el campamento. Pocas veces una visión tan segmentada como ésta de un grupo de carpas de celestes me dio tanta energía. Alargué cada zancada sin poner límite, y así lo mantuve hasta llegar a los últimos 500 metros; en los que mi amigo Diego esperaba paciente para acompañar hasta al arco inflable. Yo estaba entero, la primera etapa estaba lograda en menos de 6 horas 40. Eran poco más de las 3 de la tarde y sólo tenía que comer y descansar.
Día 2
A las 5 de la mañana, sonó el celular, era la hora en la que en la mayoría de las carpas se escuchaban las primeras voces. Noche cerrada aún, apenas unos minutos después los sonidos eran tan generalizados que incluso cuando alguien quisiera dormir ya no podía hacerlo. El desayuno es importante, y siempre traté de respetar las 4 horas antes de la largada, pero esta vez iban a ser muchas más.
El clima había mejorado, sin embargo había llovido toda la noche. Ya casi todos habíamos desayunado y comenzado a preparar los bolsos para entregarlos y dejar el campamento para partir a la largada de la segunda etapa. Pero se escuchó una voz que nos sorprendió y cambió mucho las cosas. La organización anunció que la etapa estaba prácticamente suspendida, y que incluso era probable que no dejáramos el campamento 1. Dos horas más tarde llegó la noticia: la etapa del día se había reducido a 21 kilómetros, tal vez 22, la mitad en subida y la otra mitad en bajada, ida y vuelta por el mismo camino. Lo interesante del recorrido era que quienes de ninguna manera tenía posibilidades de estar cerca de la punta, íbamos a ver bajar a los primeros, los corredores de elite iban a pasar frente a nuestros ojos en una bajada muy veloz, era una oportunidad imperdible para mirar y aprender; pero también para descontar puestos. Tenía que largar adelante, esforzarme hasta el final de la subida y luego liberar la zancada. Así fue.
Faltando poco para terminar de subir tuvimos un desnivel que me permitió probar el grupo de músculos que iba a actuar durante la bajada, estaba listo para el ataque del camino en cuanto terminara la cuesta arriba. En seguida comenzaron los gritos advirtiendo que teníamos que mantener la derecha porque estaban bajando los punteros. La cara de Sergio Trecamán estaba rígida, parecía una roca, vi claramente como apoyaba los pies, apenas los apoyaba, parecía bajar suspendido en el aire, literalmente volando al ras del suelo. Unos metros detrás de él trataba de pisar sus talones el italiano Marco Di Gasperi, la leyenda del ultra trail estaba segundo y la desesperación se le notaba en el rostro, pero pasó tan rápido como el primero, ambos fueron una ráfaga. Unos segundos después nos cruzamos al tercero, Dakota Jones, y así fueron pasando uno a uno los corredores de elite; creo que fue eso lo que me animó para sostener el ritmo hasta el final de la subida. Cuando volví a pensar cómo estaba y después de comer un segundo gel ya había pasado 1 hora 17 minutos y comenzaba a bajar.
La bajada de ésta corta y extraña segunda etapa de El Cruce fue muy divertida, creo que fue lo más parecido a un vuelo en velocidad crucero. Lo más disfrutable fue el viento en las orejas, básicamente el viento se generaba por la velocidad de desplazamiento, algo que quedaba plasmado a la vista porque durante todo el trayecto había gente que aún seguía subiendo y nos cruzábamos como un rayo con el aire. En la bajada algunos conocidos me dieron aliento, y en ese momento me sentí un verdadero atleta. Llegué al arco del final en 1 hora 58 minutos. La segunda etapa, corta y poco usual de El Cruce 2014 estaba terminada y yo me sentía muy bien para seguir adelante.
Día 3
El tercer día amanecimos de la misma forma que el segundo, pero ya con la certeza de que dejaríamos el campamento. Ya no había remedio, en esa jornada debíamos alcanzar la frontera. Los preparativos, la entrega de bolsos, las largas colas, todo ya formaba el paisaje habitual de una mañana en un campamento de El Cruce. Las piernas estaba cargadas, pero tampoco tanto, a diferencia de otros años solo habíamos corrido 64 kilómetros. Era la última etapa y según decía el mapa de altimetría tendríamos una subida importante pero no tan intensa. Mientras hacia la fila para subir al micro que nos llevaría a la largada junto a mi amigo Diego, comencé a penar que otra vez, como el primer día, tenía que mantener el esfuerzo en la subida para estar bien ubicado en todo el trayecto.
Un par de horas más tarde estaba pisando el campamento 2, ese al que nunca fuimos, y por el que pasaron las 1400 almas que corrieron la modalidad en equipos. El campamento, y se notaba, había quedado en medio de una tormenta feroz, con viento que voló carpas y llenó de barro toda esa pampilla que la organización había elegido para afincar la escala. Pero nosotros solo estábamos de paso, camino al arco de largada.
De frente estaba el Cordón del Caulle, ese conjunto de cerros que alberga al Volcán Puyehue, el mismo que hace unos años inundó de cenizas toda la zona de Villa La Angostura, Bariloche y más allá. Largamos a la cuenta de tres, dos, uno…..
Despacio comencé a correr, las piernas tenían que despertarse de a poco, había estado sentado mucho tiempo en el micro y el cansancio acumulado se sentía en cada fibra. En los primeros kilómetros y en subida sentí que todo el mundo iba pasarme, que estaba corriendo muy despacio, pero no dejé que la decepción me tomara la cabeza. Me concentré en mantener un ritmo y al poco tiempo la intensidad fue subiendo casi sin que me lo propusiera. Fue entonces cuando apareció en el camino un grupo de compañeros de prensa que me alentó a seguir subiendo. Me emocionó la idea del esfuerzo y entonces aumenté consciente mi ritmo de carrera. Traté de mantenerlo pero unos kilómetros más tarde la pendiente era insoportable, no podía seguir corriendo. Decidí comenzar un trecking intenso. Lo mantuve incluso profundizando la intensidad en subidas muy pronunciadas, sobre arena y piedra volcánica. Esas subidas vistas desde abajo parecían eternas, pero resultaban cortas si se mantenía una actitud firme. No fue tan difícil alcanzar la sensación de haber llegado a la cima. No tuve tiempo de replantear una estrategia de carrera, ya estaba corriendo en un filo y con los volcanes de esa región de la Patagonia a la vista. Ya estábamos en el techo de la carrera y la gente paraba unos segundos a sacar fotos. Me detuve 10 segundos a respirar ese aire de altura, renové energías y decidí aprovechar el tiempo que el resto estaba dejando ahí para avanzar hasta el comienzo de la bajada final.
La certeza del descenso me la dio una chica de un puesto de control a la que le regalé un bastón de trecking. En ese momento pensé: “nunca más tengo que usar bastones de trecking, molestan para correr, los tengas en la mano o en la mochila, molestan para correr”; creo que por eso lo regalé. Me saqué la arena del interior de las zapatillas, renové la comida la del bolsillo delantero de mi mochila, tomé un sobre de sales minerales y me tiré al ataque final de la etapa 3. Una bajada constante de poco más de 10 kilómetros.
En la subida había tenido una pequeña disputa de posición con un par de brasileños, los pasaba y ellos me volvían a pasar; y así durante kilómetros. En mi parada antes del final, ellos se me habían adelantado, pero yo ya lo había olvidado cuando me los encontré adelante y teniendo que pedirles paso ante la velocidad natural de mi descenso. El hecho de volver a pasarlos me dio ánimo y comencé a jugar con las curvas, las piedras y los saltos del angosto sendero de bosque andino. Pero al cabo de media hora, el jueguito empezó pasarme factura en los tobillos, apareció otra vez el barro y una caída me puso al borde del esguince.
Caí sin poder evitar chocar con las rodillas contra el suelo, pero con la ayuda de las manos la caída se redujo a menos de un segundo, cuando quise pensar en qué estaba pasando ya corría otra vez. En ese momento me hablé en voz alta, la única vez en toda la carrera en la que me hablé como si tratara de darme una orden a mis mismo, “pensá, consentrate; el juego es: mirar, elegir pisar”. Recuperé el ritmo y seguí sin más sobresaltos hasta el final. Eso fue raro, porque cuando corría suponiendo que faltaban 3 kilómetros en un camino ya mas ancho, vi las banderas de algo que parecía un puesto de hidratación; sin embargo unos segundos más tarde, vi claramente la alfombra con el detector de los chips de toma de tiempos.
Era el final, aceleré en un pique furioso de 500 metros, pasé al lado de otro corredor y le grité: “dale picá, dale”, el tipo me dijo: “dejate de joder, yo no vengo más”. Yo miré adelante y seguí picando, miré el reloj, y sonreí; había metido poco más de 26 kilómetros en 3 horas 22 minutos. A pesar de un final deslucido, sin arco ni gente esperando, yo estaba feliz. Había sido un corredor que enfrentó cada escollo con decisión. Me sentí un hombre de alma libre. No había emoción pero había plenitud física y mental.
La llegada emblemática con el arco y la medalla la hicimos después de 20 minutos de traslado en un bus. Ahí volví a correr los 300 metros finales. Entré a la rampa contento, liberado y fue ahí, en ese momento, cuando extrañé a los míos. Quería abrazar a alguien y no había nadie, pero en fin, la libertad es también una sensación que termina apenas se tiene un deseo.
Así fueron los 3 días de carrera en El Cruce 2014, al día siguiente, en medio día pensé todo esto que les acabo de contar. Después de 3 jornadas de carrera en medio día ordené mis recuerdos y mis sensaciones, un poco para no perderlos y otro poco para aprender. Así fueron esos 3 días y medio.
Para quienes nunca oyeron nada de esto, tendré que contar primero que hay una disciplina deportiva que se llama en inglés trail running, algo así como correr atravesando campos, montañas y todo tipo de terreno. En muchos países tiene un desarrollo fenomenal, incluso el COI (Comité Olímpico Internacional) considera convertirlo en deporte olímpico; en la Argentina se practica desde hace años y últimamente se multiplicaron al menos por 10 las personas que se sumaron a las filas de la disciplina. El Cruce, es una carrera de trail running que se organiza desde hace 13 años y que propone unir Argentina y Chile corriendo unos 100 kilómetros subiendo y cruzando las montañas de los Andes durante 3 jornadas consecutivas.
Corrí 7 veces El Cruce; ya corría trail running cuando conocí la carrera apenas unos días de después de la muerte de mi padre. Desde entonces aprendí mucho, pero nunca como en la última. Fueron 3 días de carrera y medio de reflexión.
El Cruce se corrió siempre de a dos, por eso 6 veces hice la carrera con un amigo, primero con Eduardo y luego con Diego, el promotor de aquella frase de hombres ordinarios con cosas extraordinarias. Desde hace 2 años también se puede correr solo y eso fue lo que hice esta última vez.
Entrené durante meses con mucho sacrificio, venciendo el frío, la lluvia y calor extenuante de un enero record de temperatura. Convenciendo a mi familia por el tiempo que le restaba, pero nunca consciente de la transformación física que se estaba produciendo. No me daba cuenta, pero en ese momento, Gabriel el hombre que me pidió este relato, ya había puesto en palabras parte del proceso, porque fue el entrenador que describió con forma de planilla cada uno de los escalones de la recolección de la potencia física que me dio la libertad que encontré hace unos días.
La carrera comenzó pensando cada instancia, que comer, como vestirse, cómo descansar y en qué pensar. Comenzó unos días antes de armar el bolso que llevé a Puerto Varas, Chile; cerca de Puerto Montt.
Pensar es casi un acto reflejo a la hora de correr, el cerebro, igual que el resto del cuerpo, las piernas incluso, generan un estado de simbiosis tal que quizás sea por eso que la previa de una carrera se transforma en parte de ella.
El Cruce 2014, visto al revés, desde el final hacia el inicio, fue para mi una experiencia transformadora. Fue terrible y complejo, muchos la pasaron pésimo y no volverán; quizás no sabían a qué se exponían. Otros que tampoco sabían hicieron un esfuerzo tremendo y justamente por eso volverán.
Mis 3 días y medio fueron así:
Día 1
A las 05:00 am sonó el teléfono de mi habitación diciendo que era hora de levantarse, el cuerpo nunca reacciona bien a esa hora y entonces sólo seguí el instinto. Creo que la simbiosis de la que hablé antes estaba activada sin que me diera cuenta. Desayunar liviano era mi primera intensión, lo hice. Luego chequeé con mucha serenidad mi mochila de carrea; el camel-back con dos litros de agua para una jornada larga, los geles necesarios, algo sólido para cuando el hambre no se saciara con sobresitos nutritivos, sales para diluir en agua, y hasta un trozo de pan. Si un pedazo de pan, en ese momento pensé: llueve y hace frío, cualquier cosa me puede dejar en la montaña durante horas, tengo que tener algo para comer; fue entonces cuando decidí poner en la mochila un segundo rompe-vientos para reemplazar el que usaría inicialmente. Si, la carga parecía pesada para llevarla en la espalda durante 40 kilómetros y corriendo, pero mi cabeza estaba tan segura que el peso no significaba nada.
Después de 2 horas de viaje y ya de día llegamos a la orilla del Lago de Todos Los Santos donde centenares de corredores esperaban largar. A los pocos minutos comenzó una largada organizada en grupos de a 10 personas, fue entonces cuando pensé que tenía que largar lo antes posible porque el frío y la lluvia no colaboraban. Ya había decidido ubicarme adelante del pelotón general, aún cuando muchos corredores me pasaran, era vital para mantenerme en una buena posición a la hora de entrar en senderos angostos. Me muevo bien entre las piedras, y sobre todo en las bajadas desarrollo buena velocidad, con lo cual mantener despejado el camino era vital. Eso iba a significarme un gran esfuerzo, porque desde el inicio tendría que gastar demasiado para mantenerme en una buena ubicación. Lo pensé, largué, y lo hice; incluso desde los primeros metros de costa del lago. Esa determinación me valió una caída a poco de andar, pero el dolor y la sangre en las rodillas no cambió nada. Seguí, y en cuando me encontré trepando la primera subida del recorrido, la ladera del volcán Osorno, me propuse mantener un ritmo constante. La lluvia pegaba de frente, el viento bajaba la sensación térmica y entonces decidí hacer un repaso general; tiempo de carrera, ritmo cardíaco, que comí, que tomé, cuando tengo que volver a comer, y el cálculo de las reservas de ambas cosas. Seguí tranquilo, todo estaba bien. Continué de manera intensa hasta que me sorprendió la niebla; eso pensé, pero eran las nubes en la altura del faldeo del Osorno. De repente la subida había desaparecido y ya se podía correr a buen ritmo por un pequeño sendero bien desprovisto de todo menos del viento. La primera subida había terminado y yo ya sabía en qué lugar estaba de la etapa. En ese momento confirmé que siempre viene bien memorizar el recorrido.
Inmediatamente me encontré bajando a buena velocidad y recuperando varios puestos que ya consideraba perdidos. Eso levanta el ánimo y uno se siente más fuerte. La cabeza manda y el ritmo se sostiene, si es necesario por más de una hora, pero en este caso no fue así porque otra vez llegó una cuesta arriba. Ok, me dije; ritmo parejo y a subir hasta donde sea. Ese tipo de pensamientos te genera la tranquilidad de saber que vas a llegar hasta donde tengas que llegar, porque no hay expectativas sobre el final de un momento duro. Cómo no tenía expectativas de que las cosas mejoraran, no significó mucho problema encontrarme con un barro descomunal en el que las piernas se enterraban hasta las rodillas y más allá. La primera reacción fue pelear contra el barro, pero luego recordé la frase del gran corredor Gustavo Reyes, “en el barro dale por el medio y de punta”. Eso me cambió el enfoque, en la parte central del sendero se acumulaba el barro más blando y al meter y sacar los pies de punta, evitaba el efecto sopapa, por esa razón eliminaba la resistencia al meter y al sacar los pies del barro en cada paso. Genial! Sentí como el camino se hacía más ágil y seguí hasta encontrarme con otro escollo, una cola donde había que esperar para bajar 10 metros por una soga. Fue ahí cuando me alegré del esfuerzo hecho hasta el momento. Sólo tenía 10 personas adelante, todos corredores veloces, seguía ben ubicado en la carrera.
Al rato, y después de la soga y el barro ya estaba por las 5 horas y media de carrera y llegando a un puesto de hidratación con frutas y todo. En medio de la llovizna que aún insistía, un grupo muy nutrido de corredores se sacaba la ropa mojada para ponerse otra que sin dudas iba a mojarse unos minutos mas tarde. Yo sólo me limité renovar el stock de geles del bolsillo delantero de mi mochila, tomar un dosis de sales minerales, preparar 2 más para el resto del viaje, comer un bocado de banana, otro de naranja y seguir sin pensar demasiado. Casi que me arrepentí a los 5 minutos, una nueva trepada en medio del impiadoso barro parecía no tener fin. Sin dejar que me ganara el hartazgo de un terreno fangoso, resbaladizo y profundo me acordé de un profesor de natación que una vez me dijo: “no te pelees con el agua, usala para despalzarte sin esfuerzo”. Mientras pensaba en eso, la subida se convirtió en bajada y el barro se transformó en el elemento ideal para deslizar los pies y muchas veces también el cuerpo en un avance tan divertido como peligroso. No sé cuantas veces me caí, pero todas ellas fueron sin parar de avanzar. Cuando el barró terminó, lo extrañé; pero empezaba otra fascinación, una bajada tan veloz como intensa. Era el descenso final, en uno kilómetros terminaba la primera etapa. Y así fue. Cuando di vuelta a una curva del camino, vi allá abajo un lago, y en la orilla el campamento. Pocas veces una visión tan segmentada como ésta de un grupo de carpas de celestes me dio tanta energía. Alargué cada zancada sin poner límite, y así lo mantuve hasta llegar a los últimos 500 metros; en los que mi amigo Diego esperaba paciente para acompañar hasta al arco inflable. Yo estaba entero, la primera etapa estaba lograda en menos de 6 horas 40. Eran poco más de las 3 de la tarde y sólo tenía que comer y descansar.
Día 2
A las 5 de la mañana, sonó el celular, era la hora en la que en la mayoría de las carpas se escuchaban las primeras voces. Noche cerrada aún, apenas unos minutos después los sonidos eran tan generalizados que incluso cuando alguien quisiera dormir ya no podía hacerlo. El desayuno es importante, y siempre traté de respetar las 4 horas antes de la largada, pero esta vez iban a ser muchas más.
El clima había mejorado, sin embargo había llovido toda la noche. Ya casi todos habíamos desayunado y comenzado a preparar los bolsos para entregarlos y dejar el campamento para partir a la largada de la segunda etapa. Pero se escuchó una voz que nos sorprendió y cambió mucho las cosas. La organización anunció que la etapa estaba prácticamente suspendida, y que incluso era probable que no dejáramos el campamento 1. Dos horas más tarde llegó la noticia: la etapa del día se había reducido a 21 kilómetros, tal vez 22, la mitad en subida y la otra mitad en bajada, ida y vuelta por el mismo camino. Lo interesante del recorrido era que quienes de ninguna manera tenía posibilidades de estar cerca de la punta, íbamos a ver bajar a los primeros, los corredores de elite iban a pasar frente a nuestros ojos en una bajada muy veloz, era una oportunidad imperdible para mirar y aprender; pero también para descontar puestos. Tenía que largar adelante, esforzarme hasta el final de la subida y luego liberar la zancada. Así fue.
Faltando poco para terminar de subir tuvimos un desnivel que me permitió probar el grupo de músculos que iba a actuar durante la bajada, estaba listo para el ataque del camino en cuanto terminara la cuesta arriba. En seguida comenzaron los gritos advirtiendo que teníamos que mantener la derecha porque estaban bajando los punteros. La cara de Sergio Trecamán estaba rígida, parecía una roca, vi claramente como apoyaba los pies, apenas los apoyaba, parecía bajar suspendido en el aire, literalmente volando al ras del suelo. Unos metros detrás de él trataba de pisar sus talones el italiano Marco Di Gasperi, la leyenda del ultra trail estaba segundo y la desesperación se le notaba en el rostro, pero pasó tan rápido como el primero, ambos fueron una ráfaga. Unos segundos después nos cruzamos al tercero, Dakota Jones, y así fueron pasando uno a uno los corredores de elite; creo que fue eso lo que me animó para sostener el ritmo hasta el final de la subida. Cuando volví a pensar cómo estaba y después de comer un segundo gel ya había pasado 1 hora 17 minutos y comenzaba a bajar.
La bajada de ésta corta y extraña segunda etapa de El Cruce fue muy divertida, creo que fue lo más parecido a un vuelo en velocidad crucero. Lo más disfrutable fue el viento en las orejas, básicamente el viento se generaba por la velocidad de desplazamiento, algo que quedaba plasmado a la vista porque durante todo el trayecto había gente que aún seguía subiendo y nos cruzábamos como un rayo con el aire. En la bajada algunos conocidos me dieron aliento, y en ese momento me sentí un verdadero atleta. Llegué al arco del final en 1 hora 58 minutos. La segunda etapa, corta y poco usual de El Cruce 2014 estaba terminada y yo me sentía muy bien para seguir adelante.
Día 3
El tercer día amanecimos de la misma forma que el segundo, pero ya con la certeza de que dejaríamos el campamento. Ya no había remedio, en esa jornada debíamos alcanzar la frontera. Los preparativos, la entrega de bolsos, las largas colas, todo ya formaba el paisaje habitual de una mañana en un campamento de El Cruce. Las piernas estaba cargadas, pero tampoco tanto, a diferencia de otros años solo habíamos corrido 64 kilómetros. Era la última etapa y según decía el mapa de altimetría tendríamos una subida importante pero no tan intensa. Mientras hacia la fila para subir al micro que nos llevaría a la largada junto a mi amigo Diego, comencé a penar que otra vez, como el primer día, tenía que mantener el esfuerzo en la subida para estar bien ubicado en todo el trayecto.
Un par de horas más tarde estaba pisando el campamento 2, ese al que nunca fuimos, y por el que pasaron las 1400 almas que corrieron la modalidad en equipos. El campamento, y se notaba, había quedado en medio de una tormenta feroz, con viento que voló carpas y llenó de barro toda esa pampilla que la organización había elegido para afincar la escala. Pero nosotros solo estábamos de paso, camino al arco de largada.
De frente estaba el Cordón del Caulle, ese conjunto de cerros que alberga al Volcán Puyehue, el mismo que hace unos años inundó de cenizas toda la zona de Villa La Angostura, Bariloche y más allá. Largamos a la cuenta de tres, dos, uno…..
Despacio comencé a correr, las piernas tenían que despertarse de a poco, había estado sentado mucho tiempo en el micro y el cansancio acumulado se sentía en cada fibra. En los primeros kilómetros y en subida sentí que todo el mundo iba pasarme, que estaba corriendo muy despacio, pero no dejé que la decepción me tomara la cabeza. Me concentré en mantener un ritmo y al poco tiempo la intensidad fue subiendo casi sin que me lo propusiera. Fue entonces cuando apareció en el camino un grupo de compañeros de prensa que me alentó a seguir subiendo. Me emocionó la idea del esfuerzo y entonces aumenté consciente mi ritmo de carrera. Traté de mantenerlo pero unos kilómetros más tarde la pendiente era insoportable, no podía seguir corriendo. Decidí comenzar un trecking intenso. Lo mantuve incluso profundizando la intensidad en subidas muy pronunciadas, sobre arena y piedra volcánica. Esas subidas vistas desde abajo parecían eternas, pero resultaban cortas si se mantenía una actitud firme. No fue tan difícil alcanzar la sensación de haber llegado a la cima. No tuve tiempo de replantear una estrategia de carrera, ya estaba corriendo en un filo y con los volcanes de esa región de la Patagonia a la vista. Ya estábamos en el techo de la carrera y la gente paraba unos segundos a sacar fotos. Me detuve 10 segundos a respirar ese aire de altura, renové energías y decidí aprovechar el tiempo que el resto estaba dejando ahí para avanzar hasta el comienzo de la bajada final.
La certeza del descenso me la dio una chica de un puesto de control a la que le regalé un bastón de trecking. En ese momento pensé: “nunca más tengo que usar bastones de trecking, molestan para correr, los tengas en la mano o en la mochila, molestan para correr”; creo que por eso lo regalé. Me saqué la arena del interior de las zapatillas, renové la comida la del bolsillo delantero de mi mochila, tomé un sobre de sales minerales y me tiré al ataque final de la etapa 3. Una bajada constante de poco más de 10 kilómetros.
En la subida había tenido una pequeña disputa de posición con un par de brasileños, los pasaba y ellos me volvían a pasar; y así durante kilómetros. En mi parada antes del final, ellos se me habían adelantado, pero yo ya lo había olvidado cuando me los encontré adelante y teniendo que pedirles paso ante la velocidad natural de mi descenso. El hecho de volver a pasarlos me dio ánimo y comencé a jugar con las curvas, las piedras y los saltos del angosto sendero de bosque andino. Pero al cabo de media hora, el jueguito empezó pasarme factura en los tobillos, apareció otra vez el barro y una caída me puso al borde del esguince.
Caí sin poder evitar chocar con las rodillas contra el suelo, pero con la ayuda de las manos la caída se redujo a menos de un segundo, cuando quise pensar en qué estaba pasando ya corría otra vez. En ese momento me hablé en voz alta, la única vez en toda la carrera en la que me hablé como si tratara de darme una orden a mis mismo, “pensá, consentrate; el juego es: mirar, elegir pisar”. Recuperé el ritmo y seguí sin más sobresaltos hasta el final. Eso fue raro, porque cuando corría suponiendo que faltaban 3 kilómetros en un camino ya mas ancho, vi las banderas de algo que parecía un puesto de hidratación; sin embargo unos segundos más tarde, vi claramente la alfombra con el detector de los chips de toma de tiempos.
Era el final, aceleré en un pique furioso de 500 metros, pasé al lado de otro corredor y le grité: “dale picá, dale”, el tipo me dijo: “dejate de joder, yo no vengo más”. Yo miré adelante y seguí picando, miré el reloj, y sonreí; había metido poco más de 26 kilómetros en 3 horas 22 minutos. A pesar de un final deslucido, sin arco ni gente esperando, yo estaba feliz. Había sido un corredor que enfrentó cada escollo con decisión. Me sentí un hombre de alma libre. No había emoción pero había plenitud física y mental.
La llegada emblemática con el arco y la medalla la hicimos después de 20 minutos de traslado en un bus. Ahí volví a correr los 300 metros finales. Entré a la rampa contento, liberado y fue ahí, en ese momento, cuando extrañé a los míos. Quería abrazar a alguien y no había nadie, pero en fin, la libertad es también una sensación que termina apenas se tiene un deseo.
Así fueron los 3 días de carrera en El Cruce 2014, al día siguiente, en medio día pensé todo esto que les acabo de contar. Después de 3 jornadas de carrera en medio día ordené mis recuerdos y mis sensaciones, un poco para no perderlos y otro poco para aprender. Así fueron esos 3 días y medio.
martes, 18 de febrero de 2014
TRIATLON VENDIMIA DE MENDOZA
QUEREMOS FELICITAR A NUESTRO COMPAÑERO CLAUDIO OLIJAVESTSKY POR SU DESTACADA ACTUACIÓN EN EL TRIATLON DE MENDOZA CATEGORIA TRI4 LOGRANDO UN SEGUNDO PUESTO CON UN TIEMPO DE 1 HS 32 49
TRIATLON DE SAN NICOLAS
ESTE FIN DE SEMANA SE REALIZO EL TRIATLON DE SAN NICOLAS CON LA PARTICIPACION DE 2 COMPAÑEROS DEL GO TEAM GUSTAVO LUCARELLA Y GASTON ASTURIANO COMPLETANDO LA CARRERA CON UN TIEMPO DE 1 HS 28
FELICITACIONES!!!!!
FELICITACIONES!!!!!
viernes, 14 de febrero de 2014
CRÓNICA DEL CRUCE POR ARIEL OLMOS
Hola querida gente!!!! flia y amigos..... Les cuento un pequeño resumen!!
etapa 1: Fueron 41 km donde en el 1º ascenso( km 6) se largo una llovizna con ráfagas de viento que no se podía agarrar los bastones, continuamos así con lluvia todo el recorrido. Luego se presento el barro, mucho barro en senderos angostos, agua de deshielo, bosques( impresionante) y una bajada donde te detonaba los cuadriceps!!Etapa 2: nos levantamos a armar los bolsos y desayunar a las 6 am y nos llevaron en micro (1:30 hs de viaje) a la largada....por el mal clima modificaron el recorrido, para todo esto largamos a las 12 hs que fueron 33 km.... esta se pudo correr un poco más. Hubo una parte que lo hicimos a orillas de un lago.........pero todo de piedras y arena negra!!! Un asistente se equivocó y nos desvió 2 km.....en total nosotros hicimos 35 km. Gran parte de esta etapa se despejó y el sol nos dio unas imágenes increíbles!! Llegamos y no tuvimos hidratación (mal ahí), nos subieron a los micros y tuvimos un viaje de 2:30 hs hacía el Camp 2...INNECESARIO!!!Etapa 3: en el camp 2 llovió en todo momento, nos acostamos y levantamos con lluvia.Akai se descompuso y se quedó en enfermería.Decidimos que yo continuara y completara la carrera a pesar de quedar descalificados.la etapa 3 fueron con 19 km en total. largó la carrera y 1 hora de ascenso acompañado de llovizna a full, en el punto más alto se veía a 50 mts nada más.... el descenso fue para detonar las piernas, volvió el bosque, el barro, mucha agua de deshielo y.......dale nomás!! paisajes más hermosos. llegué al campamento y Agus me esta esperando para la foto final.Agus está mejor.......... Muchas gracias a cada uno de ustedes por sus mensajes de aliento y fuerzas!!!! Eternamente agradecidos.
Fuerte abrazo.
CRONICA DEL CRUCE POR ARIEL PINI
Cronica del Cruce 2014 .
Por alla en el mes de Septiembre mi amigo Pablo Di Lullo confirma que por un grave proble de lesion decide bajarse de esta carrera y me consulta si queria suplantarlo. En todo momento sabia que es una carrera que una vez que la corres no queres dejar de correrla, pero mis objetivos para este año estaban planteados por otro rumbo pero no costo mucho convencerme. Entrenamos mucho para llegar los dos en excelente condiciones. Llego el dia de viajar hacia Pueto Varas y el equipo comenzo la carrera, les puedo asegurar que por mas que me lo decian y yo lo vivia entrenamiento tras entrenamiento, en esta
semana conoci a un tipo ejemplar. Podria decir que me trato como un hermano, atento a todo lo que me pasaba en la previa, se cargo la mochila del equipo. Se largo la carrera y solo me dijo una cosa no me quemes al principio porque a mi me gusta salir como los caballos, al kilometro lo tenia pasando gente por la playa y no lo podia alcanzar; llego el momento de subir esa gran trepada que como nunca les cuento que tenia fria, soy de una minuscula mandibula y se me congelo, podria decir que habia pasado por el dentista y me habia anestesiado toda la cara y un gran dolor de cabeza. Mi gran compañero no dejaba de darme aliento y ponerme la mano en la espalda para seguir subiendo hasta que llego el momento donde habia que correr y corrimos fuerte. entramos en un estilo de selva con mucho barro donde el trabajo de piernas nos dejo hacer diferencia con gran parte de los competidores. Promediando los 42 kilometros de la primera etapa terminamos con un tiempo de 5 horas 14 minutos, naaaaaa me dijo mi compa objetivo adentro 30 en la general y 7 en la categoria ( tocabamos en el cielo con las manos )
2 Etapa. Ahi viene lo mas lindo, los tipos tenian en beneficio de largar dentro de las 50 mejores parejas ( super top ) fila aparte para subir en los buses, codeados de los mejores y nos mirabamos como que hacemos aca. El privilegio duro poco, porque esos dos buses que salian primero se perdieron, seeee se perdieron con todos los punteros, despues de estar perdidos en la montaña llegamos al lugar de largada pensando que ya habian largado nos encontramos con la sorpresa que habia que esperar mas de una hora para largar. Etapa corta si las hay en un cruce 22 o 23 km bastante planos aunque no estan bien medidos porque lo estan haciendo en este mismo momento. Una ganga compañero salimos a tope con la punta y nos pasaban en el aire, les resumo que los 23 resultaron ser 34 km y no tan planos ( terminamos tomando agua entre las plantas porque no habia hidratacion ) . El equipo se decayo un poco pensando que no habiamos echo una buena etapa, nos subimos a los buses pensando que nos tocaba una tarde de playa. Ricardo me decia que pensaba llegar sacar un turno para masajes, comer, ir a la playa a meter las piernas en el agua pàra desinflamar y despues seeeee LOS MASAJES, yo te banco compañero. Resumiendo el bus no tarde media hora, tarde tres horas y a medida que pasaban los minutos adentro del bus ibamos descartando actividad, primero descartamos la playa, despues los masajes, etc. Llegamos de noche con frio y lluvia. Comimos de parado y a la carpa mojados. Al otro dia nos levantamos y nos miramos y dijimos es necesario salir a correr en estas condiciones. Salimos a dejar todo lo que teniamos, seee lo ultimo que nos quedaba y le cuento que nos fue muy bien en la ultima etapa donde tanto en esta etapa como en las dos anteriores no nos equivocamos en ninguna estrategia de carrera y fuimos muy ordenados desde el comienzo hasta el final de cada etapa, esto se lo debo a mi compañero que como les cuento sentia que corria con mi hermano unos meses mas grande para no decir mayor jajaja. En todo momento Ari es hora de comer, Ari toma agua, Ari no te olvides del Hydration y asi con todo, un amigo y compañero que me hizo sentir en toda la carrera que estabamos para mas. Richard sos un tipazo y como te dije hace mucho fuiste la persona que uno queria correr como vos y hoy puedo decir que corri con vos y me siento tu AMIGO. Resumiendo hemos terminado un nuevo Cruce de los andes muy enteros y en una muy buena posicion 32 en la general y 8 en la categoria. No me quiero olvidar de ninguno que me alentaron en la previo y durante la competencia pero un fuerte reconocimiento a mi familia, amigosy al equipo Go Team Pilar, sus profes, Gaby con la planificacion y orientacion de nutricion e hidratacion de carrera y mi gran compañero de carrera Ricardo Fernandez.
Team 338 - Ariel Pini
jueves, 13 de febrero de 2014
CRONICA DEL CRUCE POR CARLOS LETTIERI
- CRONICA REBELDE DEL CRUCE COLUMBIA 2014
Ese domingo de octubre cruce la meta de los 42k de BsAs, mi primer maratón en 4 hs, y fue una mezcla rara de cumplir el objetivo y no tener con quien compartir el logro mas q con mi flia, días atrás me había quedado sin grupo, con todo lo q significa eso para un atleta independientemente del nivel. pasaron los dias y cuando bajo la inflamación de las piernas encare por Caamaño, con tal miedo como si fuera a rendir la revalida de la facu, alli lo vi a Oscar Garcia, me abrio las puertas del GO TEAM, y me ilusiono con esta locura hecha realidad de hacer el Cruce. Entrene lo mas duro que pude y recibí la aprobación y el apoyo de todo el equipo, incluyendo la del intransigente y genial Gabriel Raff, asi logre preparar esta aventura que emprendí con mi inseparable ladera Gisela Siliunas, la entrañable Rusa, muertos de miedo encaramos para el primer arco de partida, la etapa uno estaba casi en marcha, logramos hacer una fila y largar juntos Gise , yo ; Be Lorenzo, mi paciente entrenadora y su compañera Vale, sal titos vamos vamosss, y a correr, al diablo los nervios, al diablo el paisaje imponente y maravilloso, a correr se a dicho, que a eso hemos venido, y caigo en la cuenta que somos como niños haciendo lo que les gusta, y cuando un niño hace lo que le gusta, no le importa nada de lo que pasa a su alrededor, no lluvia no viento no piedras, no frío.No frío dije, si el frío y la lluvia nos volvieron a la realidad allá por el 10k, mamita q frío, la rusa ya no puede ni hablar, se le caen los bastones del frio, aliento, huevo, --------------me confesará la rusa tres días después que pensaba en abandonar pero su compromiso conmigo era llegar, vamos Rusa la paso lo peor ahora viene el valle, dale, dale, pero no, ni ahí había pasado, cada vez mas duro, se fue la lluvia, vino el barro, mi superficie favorita, jaja, y así, casi sin darnos cuenta divisamos el campamento uno, tiempazo, adentro, 15 en la categoría, felices y a soñar. Mañana sera otro dia.Llega rápido mañana, mas cuando estás cansado, q va hacer mucho frío, q lleven abrigo, q mucha hidratación, q comida que es cortita la etapa, la cuestión q salimos cargados como un camello, y de cortita no tubo nada, y de fria tampoco, bastante calor, incomoda demoledora, y de 23 a 34 kilómetros que al final terminaron siendo, nos costo en el animo y las piernas, tiempo aceptable, 16 en la categoría, vamos rusa q falta poquito.......llegar al campamento dos fue toda una odisea, armar todo bajo la lluvia ni les cuento, cenar tardísimo y a descansar, previamente charla con Yiyi, Be Lorenzo que nos obsequio una cervecita, ahhhhhh cumple de Be, ahora si a descansar, seguro mañana esta lindo para la ultima etapa, asi nos dijo el chófer, originario de la zona, mañana no llueve, No llovió, se cagó lloviendo q no es lo mismo....... así y todo y después de entregar los bolsos y desayunar encaramos para la largada de la ultima etapa, durisima, abrupta fría, llegamos al maravilloso filo, y desde allí descendimos al valle, subtropical a mas no poder, senderos estrechos cuesta avanzar, por suerte para mi aparece nuevamente mi superficie favorita, el barro, y las condiciones se hacen mas favorables para mi, y todo empieza a transcurrir a velocidad de la luz, puente de madera, dale q faltan 4k, mas senderos barrosos, mas descenso, de pronto descampado y arco final, llegamos rusa, no lo podía creer, tanto esfuerzo y se termino todo ya, no podíamos creer lo que habíamos hecho, eso comentamos cuando íbamos en el transfer al campamento de premiación,Bajen chicos, tienen que correr o caminar dos K mas y entran en el arco final. Que estupiz digo yo, es al re pedo, no nos pueden hacer eso, perovamos, dale Gise, vamos a entrar corriendo. Giseeeeeeeeeee, grita Virginia mi anterior entrenadora, yo saludo tímido, un ultimo esfuerzo y cruzamos la meta, la que vale de verdad, abrazo de Gise y Virginia, y abrazo también conmigo, palabras de admiración mutua, reconciliación en puertas, y pienso, al menos por esto valio la pena llegar, sigo y lo veo a Oscar Garcia, Pato Fernandez, Richar y Pini, abrazos, alergia, y cuando quiero agradecerle a Oscar, me largue a llorar, como ahora....soy un llorón, ahí comprendí que esta carrera quedará grabada en mi alma.Agradezco a mi compañera Gise, a Todo el staff del GO, Migue, genio, Gaby maestro, a mis compañeros a Be Lorenzo, a todos. No tengo palabras para agradecerles lo q nos bancaron. ChauuuuCARLOS LETTIERI
miércoles, 12 de febrero de 2014
CRÓNICA DEL CRUCE POR MIGUEL CALDARA
LOuego de que allí por Octubre Los Entrenadorres Gaby Raff y Oscar Garcia nos planificaran el entrenamiento,intente hacer lo que mas podía tratando de respetar lo que estaba planificado dado que no tengo el tiempo para hacerlo por motivos de trabajo,mas alguna lesion que aparecia a medida que ponía la carga estipulada…Mi compañero tampoco la pasaba bien con las lesiones!!!
A pesar de todo eso,pude hacer y completar bastante bien el entrenamiento-carrera que organizo el Profe Gaby,exigente y duro,pero suficientemente bueno para demostrarme a mi mismo que ya la montaña y los caminos difíciles,me empezaran a gustar!!Mi compañero Miguel,Para esa época estaba en su peor momento físico por una gran tendinitis en su Tendon de Aquiles,.-
Y llego el gran dia!!Con todo el equipo del Go ya estábamos en Pto Varas,Chile a la espera de la primera etapa,Reinaba un ambiente de amistad y camaradería que hizo que todo fuera mas fácil y ameno,ya que habíamos pasados muchos contratiempos,que no fueron los únicos,para llegar a estar en la línea de largada!!
Se largo nomas…primera etapa en marcha..ya la ansiedad no estaba,solo era poner en movimiento las piernas y dejar llevar un buen ritmo para los primeros km de Costering…con mi compa empezamos a pasar gente..hasta que empezó las primeras subidas…muy duras…con bastón en mano empezamos a escalar a la orilla de un rio,que no llevaba mucha agua..el viento de frente nos frenaban..pero gracias a las indicaciones del Gran de los Heros comencé a acomodarme sentirme bien e ir para adelante,a pesar de la intensa y fría lluvia,primer momento donde me dije…esto es muy difícil…tardábamos 15 min para hacer 1 km…y eran 42!!
Terminamos la primera etapa y nos encontrábamos 5º,Nuestro objetivo era estar entre los 10…estábamos contentos…pero cuando largamos la segunda etapa donde nuevamente por motivos de la organización,que nos dijo son 23-24km y definitivamente fuero 36,nos rompió física y mentalmente…habíamos también pagado de hacer una muy buena 1er etapa…además ya era el medio dia y todavía no habíamos largado…en síntesis…2da etapa para el olvido…aparecieron dolores en mi rodilla y espalda…mi compañero tenia los tobillos muy inflamados y al km 25 ya no teníamos ni agua(la habíamos desechado ya que decían eran 24km) ,pero si algo de comida…pero la terminamos al fin36 km de intenso frio por momento y mucho calor en las trepadas del Km 26 y por ultimo los km finales en la arena que bordeaba el lago…
Terminar el 2º dia e ir al campamento 2 fue toda una odisea…muertos de frío,con hambre y la ropa toda empapada llegamos después de casi 5 horas de desandar caminos de montaña por la hermosas cadenas de lagos que tiene Chile…El campamento en si estaba a la vera del Volcan Puyehue y una intensa lluvia hacia que fuera todo intransitable y molesto para cenar retira el bolso e ir a dormir…cosa que hice a las 3.30 de la mañana…solo….ya que mi compañero durmió sobre una mesa en la carpa que comíamos ya que nuestra carpa estaba inundada!!!
Ese fue el momento donde pertenecer al Go y tener buenos amigos y compañeros hicieron que tomara fuerza desde adentro y me tome con calma el contratiempo…Gracia a Mariel Hill que me dijo…”No te calientes Miguelete(Así me llama ella)Agarra una toalla seca l que puedas ..así estamos todos”eso me llego a lo mas profundo…y aunque parezca algo tonto y obvio.me volvió el alma al cuerpo,trate de dormir y a las 6 de la mañana con lluvia intensa y frío,comencé a prepararme para la etapa final!!
Ultimo esfuerzo…eran solo 20k…pero muy muy duros los primeros 7…subiendo sin tregua el Volcán…de puna temperatura agradable casi a ese frío intenso de los últimos metros de subida!!Literalmente te cortaba la piel…Nunca había sentido un frío así..al menos que recuerde…y de pronto la bajada abrupta de las pista de esquí por las piedras de lava…fue una mezcla de Jugar con ellas para poder bajarlas…casi mi espalda tocaba el piso debido a la inclinación que llevaba…pasamos esos y entramos en el Bosque que nos llevaría al camino de Frontera que une Chile con Argentina….Todo en bajada y con muchísimo barro debido a las intensas lluvias ahí con mi compa Miguel empezamos a correr al ritmo de los competidores que formábamos pelotones,se notaban que eran mas jóvenes que nosotros…cosa que no es muy difícil..pero que hacia que impusiéramos un fuerte ritmo…que dejábamos a veces debido a los dolores de Miguel de los Heros en sus malditos talones o en mis rodillas…recuperábamos comíamos bebíamos y seguíamos…Así hasta que en un puente.un muchacho de la Organización nos aseguro que faltaban menos de 3 km…creo que fuero los 3 km mas lindos de mis 28 años de corredor..la sonrisa afloraba a flor de piel,mi compañero se jactaba que me había echo gracias a el un corredor de montaña,cosa que es cierto,y hasta pensábamos que hubiéramos podido ir mas rápido de lo que fuimos y lamentábamos lo mal de la segunda etapa..cuando quisimos acordar estábamos haciendo los últimos metros con un pique final que algunas personas aplaudieron,Abrazo,foto y nos cayo la ficha después de 18 hs y 1 minuto ,eramos Finisher del Cruce 2014!!!Grande el Go team M&M!!!Grande el Go Team Pilar!!!
Solo me resta agradecer en primer lugar a Miguel de los Heros por invitarme a participar de este desafio y ser mi compañero..un compañero con toda las letras,Un gran atleta,que va mas alla del cariño y amistad que tenemos…cumplimos
el objetivo estar entre los 10 de nuestra categoría…a Gaby Raff y Oscar Garcia que cada año planifican mejor este tipo de carrera..A mi familia que me siguen aguantando hacer esta locura y a todos mis amigos,Compañeros y alumnos de esto tan lindo que es el Go Team Pilar,créanme sin ustedes tampoco hubiéramos completado esto!!!
Gracaias!!Gracias!!
Miguel Caldara
martes, 11 de febrero de 2014
CRUCE DE LOS ANDES 2014
http://pilaradiario.com/noticias/La-mejor-dupla-de-los-Andes_35975
El Go Team Pilar si que tiene aguante en el llano y en la altura. Porque con sus once representantes que viajaron a la Patagonia a competir en una de las travesías más exigentes de las carreras de aventura, todos completaron el desafío de cruzar la meta.
Y como pasó en 2013, el equipo Go Team 1, que conforman Oscar García (35 años) y Patricia Fernández (39), se subió al podio al finalizar 2º en la categoría Mixto A y terminar 14º en la clasificación general del Cruce Columbia 2014, que unió Argentina con Chile.
El equipo local completó la travesía, que se dividió en 3 días y reunió a más de 1.500 atletas de todo el mundo, con un tiempo de 10 horas 41 minutos 38 segundos. La primera etapa la completaron en 4h40’28”, el segundo en 3h42’50” y el tercero en 2h18’20”.
Por otro lado, el Go Team B, con Ricardo Fernández (42) y Ángel Pini (39) cruzó la meta en el 8º lugar de la divisional Caballeros B, y finalizó 32º en la general con 11h47’20”.
El ya quedar entre los 10 mejores en Caballeros D le valió a Miguel Caldara (53) y Miguel De los Heros (55) que con esfuerzo y destreza completó el trayecto para culminar en el puesto 268º de la clasificación general. Los hombres del Go Team M&M completaron con un tiempo de 18h1’9”.
Dentro de Damas B, Betina Lorenzo (41) y Valeria Rodil (43), que constituyeron el equipo Go Argentina Go, terminaron 21º en la divisional luego de establecer 20h20’39”, más allá de haber cerrado su participación en el cruce en el puesto 401º de la general.
Quienes debutaron en la competencia y demostraron su felicidad al cruzar la meta resultaron Alcides Fredes (46) y Mariana Hill (41), Los Cuñados Preferidos Go Team Pilar, sellaron con 18h3’15” su arribo a la meta terminando 28º en la divisonal Mixto B y 270º en la general.
Campeones. En por equipos, los cordobeses Pablo Ureta y Daniel Simbron, integrantes del team Columbia Dole, se adjudicaron la prueba que dominaron de principio a fin. Fue una competencia extremadamente dura que se desarrolló bajo un hostil clima. Barro, frío y lluvia fueron algunas de las palabras más utilizadas por los 800 team que participaron.
El 2º y 3º lugar fue para los binomios brasileños Carlos Gonçalvez -Rafael Gonçalvez y Altair Pinheiro-José de Morais, respectivamente.
En damas sobresalió la dupla Virginia Gálvez-Roxana del Cid, escoltada por la de Sofía Cantilo-Cilene Santos y Cintya Portella-Viviana Matero.
El Go Team Pilar si que tiene aguante en el llano y en la altura. Porque con sus once representantes que viajaron a la Patagonia a competir en una de las travesías más exigentes de las carreras de aventura, todos completaron el desafío de cruzar la meta.
Y como pasó en 2013, el equipo Go Team 1, que conforman Oscar García (35 años) y Patricia Fernández (39), se subió al podio al finalizar 2º en la categoría Mixto A y terminar 14º en la clasificación general del Cruce Columbia 2014, que unió Argentina con Chile.
El equipo local completó la travesía, que se dividió en 3 días y reunió a más de 1.500 atletas de todo el mundo, con un tiempo de 10 horas 41 minutos 38 segundos. La primera etapa la completaron en 4h40’28”, el segundo en 3h42’50” y el tercero en 2h18’20”.
Por otro lado, el Go Team B, con Ricardo Fernández (42) y Ángel Pini (39) cruzó la meta en el 8º lugar de la divisional Caballeros B, y finalizó 32º en la general con 11h47’20”.
El ya quedar entre los 10 mejores en Caballeros D le valió a Miguel Caldara (53) y Miguel De los Heros (55) que con esfuerzo y destreza completó el trayecto para culminar en el puesto 268º de la clasificación general. Los hombres del Go Team M&M completaron con un tiempo de 18h1’9”.
Dentro de Damas B, Betina Lorenzo (41) y Valeria Rodil (43), que constituyeron el equipo Go Argentina Go, terminaron 21º en la divisional luego de establecer 20h20’39”, más allá de haber cerrado su participación en el cruce en el puesto 401º de la general.
Quienes debutaron en la competencia y demostraron su felicidad al cruzar la meta resultaron Alcides Fredes (46) y Mariana Hill (41), Los Cuñados Preferidos Go Team Pilar, sellaron con 18h3’15” su arribo a la meta terminando 28º en la divisonal Mixto B y 270º en la general.
Campeones. En por equipos, los cordobeses Pablo Ureta y Daniel Simbron, integrantes del team Columbia Dole, se adjudicaron la prueba que dominaron de principio a fin. Fue una competencia extremadamente dura que se desarrolló bajo un hostil clima. Barro, frío y lluvia fueron algunas de las palabras más utilizadas por los 800 team que participaron.
El 2º y 3º lugar fue para los binomios brasileños Carlos Gonçalvez -Rafael Gonçalvez y Altair Pinheiro-José de Morais, respectivamente.
En damas sobresalió la dupla Virginia Gálvez-Roxana del Cid, escoltada por la de Sofía Cantilo-Cilene Santos y Cintya Portella-Viviana Matero.
2º año
consecutivo participó la dupla Oscar García y Patricia Fernández y repitiendo la misma actuación de la edición 2013 del Cruce Columbia.
domingo, 9 de febrero de 2014
Triatlón Olímpico de Colon
EN EL DIA DE HOY NUESTRO COMPAÑERO ALEJANDRO IRASTORZA PARTICIPO DEL TRIATLON OLIMPICO DE COLON CON UNA PARTICIPACION DE 300 TRIATLETAS,RECORRIO UN CIRCUITO DE 1.500 mts DE NATACION, 40 KM CICLISMO Y 10 KM DE PEDESTRISMO LOGRANDO UN TIEMPO DE 2 HS 30 min; BAJANDO EL TIEMPO QUE HABIA LOGRADO EL AÑO PASADO.
NUESTRAS FELICITACIONES!!!!!
NUESTRAS FELICITACIONES!!!!!
PRIMERA FECHA COPA ARGENTINA DE MTB
Nuestra compañera Monica Fahn corrio la primer fecha de la copa argentina de mtb en san martin de los andes cerro chapelco ,obteniendo un segundo puesto esto le da puntos para el campeonato de 4 fechas, nos cuenta que las sensaciones no fueron buenas que el circuito tenia muchas trepada con sendero que con la lluvia se hacían demasiado resbaladizos y había que treparlos caminando. El día de mañana correráun cross country marathon en el cual esperamos que no sea tan duro como lo que fue esta etapa.
Nuestras felicitaciones a Monica!!!!
Nuestras felicitaciones a Monica!!!!
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